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Cuito Cuanavale: el fin de un mito

Cuito Cuanavale: el fin de un mito

El 23 de Marzo de 1988, tropas angoleñas, cubanas y del ala militar de la South West Africans People Organization (SWAPO), daban el contundente golpe a los racistas sudafricanos, cuya invasión del sur de Angola impedía la independencia de Namibia, respaldada por la Resolución 435 de las Naciones Unidas, al tiempo que lanzaban ataques contra la población civil angoleña y perseguían implacablemente a los refugiados y patriotas namibios y sudafricanos en naciones vecinas.

Considerada la mayor batalla en la historia de África Subsahariana, Cuito Cuanavale significó un triunfo del internacionalismo y una muestra del altruismo y la heroicidad derrochada, a más de 10 mil kilómetros de sus hogares, por decenas de miles de cubanos. Más que una victoria militar, su trascendencia queda como un símbolo de la hermandad de los pueblos en la lucha por la definitiva independencia.

Desde la confluencia de los ríos Cuito y Cuanavale, donde las armas de cubanos y angoleños frenaron los intentos de las tropas de África del Sur y sus aliados de la UNITA de afianzar su posiciones en el sureste de Angola, hasta la frontera con Namibia, la historia giró sobre las aspas de una proeza nunca antes vista en estas tierras, marcadas por la impunidad y la prepotencia del régimen del apartheid.

Pocos días antes e incapaces de impedir su derrota, Piek Botha, canciller del gobierno racista de África del Sur manifestó la determinación de su gobierno de retirarse de Angola después que lo hicieran los internacionalistas cubanos, pero lo que no imaginaban era que sus horas como gendarmes del imperialismo en la región estaban contadas y que su fracaso en Cuito Cuanavale abría las puertas para la definitiva liberación del cono sur africano.

La enconada resistencia de los defensores de una pequeña localidad en la oriental provincia de Cuando Cubango sería el detonante de una victoria mayor, concretada unos meses más tarde en Calueque, a sólo 11 kilómetros de la frontera entre Angola y Namibia, donde aviones Mig-23, piloteados por combatientes cubanos, doblegaron definitivamente la arrogante tozudez del gobierno racista y marcó el inicio de la definitiva independencia del África meridional.

Con la victoria de Cuito Cuanavale se aceleró el proceso de desintegración del sistema del apartheid, sentó en la mesa de negociaciones al régimen de Pretoria con los patriotas del Congreso Nacional Africano (ANC) y produjo la liberación, después de 27 años en prisión de su líder, Nelson Mandela, y de otros prisioneros del régimen racista.

Se inició igualmente el regreso de los exiliados y un proceso de cambios estructurales que dieron lugar a las primeras elecciones democráticas de la historia sudafricana en 1994, cuando, por primera vez, todas las personas tuvieron la posibilidad de elegir con su voto —derecho reservado hasta entonces a la población blanca— y confirmar su voluntad con Mandela convertido en el primer presidente de la nueva Sudáfrica.

Beneficiario directo de la victoria de las armas, Namibia dejó finalmente de ser una colonia sudafricana y, bajo la supervisión de las Naciones Unidas, se realizaron los primeros comicios donde resultaron electos los representantes de la SWAPO, organización que dirigió la lucha desde 1966 y su presidente, San Nujoma, como el primer mandatario de la nueva nación independiente.

Cuito Cuanavale obligó al gobierno de Estados Unidos a aceptar la presencia de Cuba en la mesa de negociaciones como una fuerza determinante en la derrota de su protegidos que culminó con la firma de los acuerdos generales de paz en la sede de las Naciones Unidas el 28 de diciembre de 1988, desde entonces la victoria regada con la sangre generosa de miles de cubanos cambió los colores en el mapa africano y la alegría encontró espacio en millones de personas.

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